¿Se te ocurrió una idea? Sorry pero a cualquiera se le ocurre una. ¿Tu? Tú no tienes “ideas”, tu tienes un negocio por construir.
Así que empieza. Ponle nombre o búscale un logo, créate una página web, escribe tu plan y empieza a ejecutarlo. Muévete y sácate la madre.
No te quedes en “tormenta de ideas” o “esperando el mejor momento”. La única persona que puede hacer que esto funcione eres tú. Tú y tus enormes ganas de no seguir dependiendo de otros.
Encuentra una primera oportunidad, por más pequeña que sea o un primer cliente. Práctica, aprende y mejora. Mantente siempre abierto y siempre disponible. Las oportunidades no cumplen horario de oficina.
Inspírate en los gurús. Todos tienen una historia parecida a la que vas a empezar a vivir. Rodéate de otros que estén en tu misma frecuencia, que hablen el idioma que estás aprendiendo.
Mantén y retoma contacto con todo el que puedas. Eso incluye a lo que eran “hijitos de papi”, a los nerds de la universidad y los “escaladores de estructuras corporativas”. Algún día serán tus clientes o tus proveedores.
Piensa en grande. Piensa en cambiar el mercado, cambiar las reglas, cambiar el mundo. Pero por encima de cualquier cosa (y esto es lo más importante) empieza a hacerlo. Ten coraje y empieza ya.
Porque pensar en grande… sigue siendo solo pensar.